jueves, 14 de agosto de 2008

EL AFILAOR Y EL ZAPATERO


Cada día es más difícil escuchar el sonido mágico de la flauta del afilaor por nuestras calles y si la escuchamos ya no vemos esa moto equipada con todo lo necesario para afilar cuchillos, tijeras y otros útiles, ahora nos asomamos a nuestras ventanas y lo que vemos es un coche con un altavoz y una cinta que va repitiendo - el afilaor ha llegado a su casa -.

Antiguamente se les consideraba como vendedores ambulantes pero con el tiempo este oficio se a ido perdiendo.

También el zapatero es otro de estos oficios que tienden a desaparecer.
Estos además de arreglarnos los zapatos también te los hacían a medida, al modo artesanal de la época y son dos oficios que no cuentan con sueldos fijos, lo que trabajes en el día es lo que ganas.

Yo recuerdo con cariño a un zapatero, bastante mayor, se encontraba en la Plaza de San Leandro, era una habitación pequeña, toda llena de zapatos tirados por aquí y por allá y con poca luz.

Ya solo los encontramos en los grandes centros comerciales, detrás de un mostrador, bien equipados y sin pasar el calor de recorrer nuestras calles empujando una moto y mirando para las ventanas por si alguien les llama, o bien esperando en sus pequeñas zapaterías a que algún cliente les lleve algún zapato para ponerles las tapas, las suelas o meterlos en la horma.

Tienen los dos un sabor a rancio, antiguo, como todo aquello que se va perdiendo con el paso del tiempo y que ya no se podrá recuperar más que en nuestros sueños.

16 comentarios:

La gata Roma dijo...

El otro día me despertó en casa de una amiga esa cinta de los nuevos afilaores… no es lo mismo, para nada. Desde que he leido el título estoy haciendo memoria, porque hace no mucho si que me llamó la atención uno con flauta de los de toda la vida, pero no recuerdo donde estaba, pero creo que no era en Sevilla. Sobre los zapateros te diré que el mío, porque tengo uno fijo, está debajo de casa de tu hermano. Un pequeño localito y allí está el tío, un profesional de lo suyo, un hombre que disfruta con su trabajo. Siempre está encantado de que le lleve mis zapatos y de que todos sean de piel, porque como profesional de lo suyo, detesta el plástico y los sintéticos, jajajaja Así que ya sabes, si necesitas uno…
Kisses

Juan Duque Oliva dijo...

Le flauta del afilaó es un clásico no la vamos a comparar con un megáfono diciendo: "El afilaó ha llegado a su casa". Ya hace tiempo que no veo uno, la última vez creo que fué por San Blas y tenía la certeza de que estaba viendo una especie en extinción, creo que él también

Unknown dijo...

La verdad es que estas profesiones ambulantes de antaño se están perdiendo; al que mas recuerdo es a un señor que vendía aceitunas anunciándose con un impronunciable "morás y verdes".

Como dice Juan, desgraciadamente son especies en extinción o, en la mayoría de los casos, extinguidas por desgracia, ya que aportaban algo de color a nuestras calles.

Saludos.

sevillana dijo...

Gracias gata roma ya se donde voy a tener que llevar mis zapatos pues por aquí había uno pero el señor ya era muy mayor y ninguno de sus hijos ha seguido con este oficio.
Besitos.

Luz de gas imposible la comparación, a mi me gustaba despertarme con el soniquete de la flauta y por desgracia ya hace muchos meses que no pasa por aquí.
Besitos

du guesclin y ¿que me dices de los que se ponían en las puertas de los mercados vendido higos chumbos?
Eran muchos los que montaban sus chiringuitos como tu bien dices vendiendo, para sacarse el jornal del día y les daban a estas calles un aire distinto, es una pena ver como van desapareciendo poco a poco. Eran verdaderos vendedores y artesanos en su oficio.
Saludos

ANTONIO SIERRA ESCOBAR dijo...

...afortunadamente -una vez cada semana- continua sonando la entrañable flauta del "afilao" por Montequinto (los dos rodillos de lija sobre el transportí de la vieja moto)mi suegra se pone un trapo sobre la cabeza y a pié cojito musita tres veces un improperio (supersticción que dicen los antiguos trae buena suerte). Lo que lamento y tengo grabado en la pituitaria es el rancio olor de los zapateros añejos, apostados en una pequeña accesoría o en el hueco de la escalera, como trabajaba mi abuelo materno, que era maestro zapatero en la calle Arenal. Un beso.

sevillana dijo...

Que suerte tienes natural de sevilla por poder seguir oyendo eso soniquete del afilaor.
Lo que me dices de tu suegra yo lo habia oído, pero no lo puse pues no estaba segura de si era en relación al afilaor o no.

Por cierto natural de sevilla muy bueno el blog que tienes con la cava, ya os deje un comentario.
Fecilidades para los dos y besitos

Manolo Navarro dijo...

Y más añejo aún, el afilador en bicicleta... le ponía el pié levantaba la rueda del suelo y pedaleaba... la piedra giraba y ahí afilaba los cuchillos.

Me has hecho recordar ciertamente viejos oficios. El otro día recordaba el carbonero, o el viejo vendedor de colonias ambulantes, y el quepregonaba los "cokys" y aquél que canjeaba las botellas de cristal por un globo o por espadas de madera, o el aguador... aquél que repartía agua potable por las calles, o aquel que soldaba los baños de cinq... y muchos muchos más; benditos oficios que ya nunca volverán.

Gracias por visitar mi blog. Besitos.

Manolo Navarro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Verdial dijo...

Que verdad es todo lo que dices. Te puedo decir que por mi calle, un día sí y otro también, pasa "El afilaó", pero no el que pasaba cuando yo era chica en moto o bilicleta y tocando la flauta, sino que pasa en un monovolumen, con un altavoz en lo alto y la grabación sonando a toda voz.
El que más lo subre es mi perro, que al pobre le molestan en los oídos los sonidos agudos y empieza a aullar.

Y del zapatero ni te digo. Ahora tienes que ir al carrefour o al hipercor pa ponerle las tapas a los tacones.

Y es que todo cambia, para mi opinión, en este caso para peor, porque me quedo con un deje de nostalgia.

Un abrazo

sevillana dijo...

manolo navarro yo recuerdo también la carbonera que había en la pila del pato, le llevaba los periódicos viejos y el pan duro, a cambio de alguna pesetilla.

Gracias a ti por visitar mi blog. Besitos

verdial se recuerdan con cariño, como muy lejanos, pero hasta hace no mucho existian.
A mi perro no le da miedo nada, ni los cohetes de fin de año y mira que suenan.
Gracias también por visitar mi blog. Con tu permiso te agrego a mi blog
Besitos

Anónimo dijo...

Yo conocí viviendo en la calle Caballerizas al afilador, pero no con moto sino con bicicleta, al repartidor de pan, al de leche y huevos, a unas gitanas que cambiaban ropa vieja por algunos cubos de plastico, a los repartidores de barras de nieve y por supuesto conocí al zapatero de la plaza de San Leandro y allí mismo a Conchita la carbonera. Tambien conocí a los que vendían higos chumbos en la puerta del cine Santa Catalina y el mercado de la Encarnacion donde hoy se están construyendo algunas cosas que todavia no acierto a comprender. Todo eso queda en nuestro recuerdo.

sevillana dijo...

anónimo tu serias mayor que yo por eso te acuerdas de algunos que yo casi no recordaba y ahora despues de haber leido tu comentario se me vienen a la mente algunos de ellos.
Gracias por recordarmelos y besitos

El Rincón de Sevilla dijo...

Hola, sevillana me alegro que te gustase la entrevista, gracias.
Referente al tema de el alfilador, es verdad que cada vez se ve menos, por donde vivo a veces pasa ese hombre con su moto y su armonica tocando su melodia particular, es gracioso.

Muchos saludos.

sevillana dijo...

el rincon de sevilla bienvenido a mi blog.
Tienes suerte de que por donde vives aún pase un afilaor, ya casi no se les ve.
Saludos

María_azahar dijo...

Me encanta que recuperes todos estos elementos de tan maravilloso sabor añejo. Tienes un blog fantástico.

Gracias, amiga.

sevillana dijo...

Me siento alagada por tus palabras y que te gusten.
Gracias a ti por acordarte de mi en tu entrevista.

Besitos